jueves, 27 de marzo de 2014

HUMANIDADES

Hombre pensativo de Grigorescu Nicolae

VIRTUDES MASCULINAS

LA GENEROSIDAD



La generosidad es una de las más bellas virtudes que adornan al ser humano, podemos ser generosos con nuestros bienes materiales, con dinero, con nuestro tiempo, con nuestras palabras, con nuestras actitudes. Se puede ser generoso de muchas maneras, todas válidas, todas ... valga la redundancia, generosas y desinteresadas.
Pero hay una generosidad que a veces se mal interpreta y muchas veces hasta no se reconoce como tal: la entrega de uno mismo; darse, entregarse por pura generosidad, entero, íntegro, completo y repetitivo mientras el cuerpo aguante y las fuerzas lo sostengan. Estoy hablando de la generosidad de generosidades, la generosidad por antonomasia, la generosidad absoluta que incluso siendo a veces rechazada, insiste en darse; la generosidad generosa que no se cansa de otorgarse a sí misma y que empuja al generoso hasta límites cercanos al martirio de tanta dádiva y oferta desinteresada.
Esa generosidad merece ser loada, y mientras no aparezca la sublime pluma que hacerlo pueda, aquí está la mía, (mi pluma, se entiende) para dar y dar hasta acabar en una acción también de generosidad como el canto pretendido. ¡Oh generosidad incomprendida!


ODA A LA GENEROSIDAD



Sueño en dar, en dar de tal manera,
que dando y dando se termine el mundo;
no importa si el camino es errabundo,
si doy con prisa o no la doy entera.


Darme yo, darme todo sin medida,
o si fuera necesario, pues midiendo,
no importa tanto cuánto van sintiendo
siempre que esté bien dada y ofrecida;


y la doy, no importa que sea poca,
la doy también si les parece mucha,
la doy, la doy a aquella que me escucha
y a quien pueda ser más sorda que una roca.


Doy a una, a dos ... a las que pueda,
no importa que me canse o que me duela,
doy por igual a la joven y a la abuela
sin importar que se coma o que se huela.


A veces pido ayuda a lo divino
cuando no me abastece lo terreno,
que a pesar de ingredientes estar lleno
para que alcancen, al cielo le suplico:


Vengan ángeles del cielo,
vengan todos en mi ayuda,
porque tengo un par de viudas
y con las dos yo no puedo.


Vengan diosas, vengan santas,
vengan que las necesito
que con este pedacito
no abastezco para tantas.


Vengan las divinidades
a enseñarme sabiamente,
si es de lado o si es de frente
que hay más posibilidades.


Y así por ser generoso,
por querer seguirla dando,
ya pronto se acaba el canto
pero no se acaba el trozo


de la torta que tan rica
y esponjosa me ha salido,
que aquellas que la han comido
ya no quieren papa frita.
~ o ~

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