domingo, 4 de agosto de 2019

A san Cirilo, de parte de Hipatia, ambos de Alejandría.


Hypatia de Alejandría


Ayer me encontré con Hipatia (o Hypatia), la sabia maestra, matemática y filósofa de Alejandría, la misma que murió a manos (es un decir, porque usaron cuchillos, piedras y también los pies) de una turba de enajenados religiosos peores que esas hordas de muertos vivientes que se ven en esas películas de terror infantil. Menos mal que ya no estoy, me dijo, qué desastre han hecho de este mundo. Cuando le pregunté si su nombre era Hypatia o Hipatia, me miró con algo de piedad y dijo:

- Tú escribes en Castellano, y en tu idioma durante siglos fue Hypatia, pero lo veo muy griego y yo soy... era egipcia... pero eso ya no importa, ponle Hipatia, más sencillo.

- Gracias por iluminarme, mi reina. Respondí galante.

Ella me hizo ojito y seguimos conversando. No importa cómo ni dónde nos encontramos, lo que interesa es lo que me dijo; me pidió a mí, justamente a mí, habiendo tantos otros escritores casi con talento, que le escriba algo a Don Cirilo, el santo que puso a la turba contra ella, que participó en la masacre y para completar el carnaval de sangre y fuego terminó quemando la biblioteca de Alejandría, la más grande e importante de la época y de toda la historia hasta muchos siglos después, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Nos dejaron en ayunas de saberes inimaginables, en pocas palabras, nos jodieron ¡Cuánto mejor hubiera sido que Cirilo fuera ateo! pero no... salió religioso el interfecto.

- ¿Y qué quieres que le escriba? - pregunté.

- Lo dejo a tu criterio. - respondió coqueta.

Es poco conocida la historia de Hipatia, hija de  Teón, que a pesar del nombre no era lo que podría parecer sino todo lo contrario, y además era astrónomo.
Gracias a esas enseñanzas y otras más, Hipatia llegó a ser lo que fue, y no fue poca cosa. No quiero decir que todo el mérito fuera de Teón, yo tampoco soy tan... astrónomo, pero no vamos a negar la influencia que un buen padre tiene sobre su prole.
Quede dicho y registrado en estas páginas que Teón era un tipo inteligente y culto, tanto así que al igual que muchos otros que amamos a nuestras hijas, le enseñó gran parte de lo que sabía y le inculcó a Hipatia el amor por la ciencia y la sabiduría. Teón, como hombre recto que era, pensaba que la mujer podía saber tanto como el hombre. Lo que no sabía Teón y tal vez sí sospechó Cirilo, es que saben más... saben mucho más...

¡Cirilo de Alejandría!
Hipatia era hermosa; mujer, culta e inteligente, (y no era religiosa); la combinación perfecta para ser odiada por los reaccionarios (para ser moderado en mi apreciación) de antes y de ahora, que la veían como una amenaza a sus endebles privilegios, porque si uno está seguro de lo que es y de lo que tiene y hace, no se asusta ante la inteligencia de una mujer, ni de mil. Pero ya ven... además, este era Obispo, lo cual me exime de tener que aportar más argumentos que expliquen la situación que trato de describir: Por un lado Hipatia; libre e inteligente; y por el otro lado el obispo dogmático, alucinado, temeroso de la sabiduría y los conocimientos que él no podía controlar, y sus trogloditas seguidores que de cristianos solo tenían el nombre. Y dio en lo que dio: una muchedumbre de inspirados religiosos linchando en plena calle y en pleno siglo V (que ahora nos parece viejo pero esa vez estaba nuevecito y recién empezaba, era el año 415) a una mujer que no les había hecho nada ni pensaba hacerlo.


Le pregunté a Hipatia si era el rencor o el deseo de venganza lo que la impulsaba a pedirme un escrito para el mencionado caballero. Me dijo que no, que el miedo, el terror, la ignorancia, la venganza y demás derivados son exclusivamente humanos y que ella, en el plano en que se encuentra, ya ha superado esas debilidades y por lo tanto está por encima de dichas mezquindades.

- ¿Entonces por qué? insistí para saber a qué atenerme en cuanto al contenido de lo que me pedía.

- Solo por joder - respondió conteniendo la risa - debes saber que la gracia y el buen humor trascienden el plano meramente humano y material, o sea... acá nos reímos de muchas cosas.

Aunque ya sospechaba que yo para joder soy bueno, no sabía que mi fama había alcanzado tales latitudes y altitudes, para no hablar de longitudes, por eso no puedo negar que me dejó sorprendido y a la vez maravillado la explicación de Hipatia, y hasta me daban ganas de morirme para seguirla al lugar en que ella habita, pero como nada me garantiza tal privilegio -porque Hipatia es Hipatia y yo nada más soy yo- y además tengo que cumplir con su encargo, opté... qué me queda, por seguir habitando este valle de lágrimas... que también pueden ser lágrimas de risa, por lo cual tan malo no es: algo tenemos de dioses. 

No quiero manchar de sangre y pellejos arrancados esta página, pero si les interesa pueden buscar la historia de Hypatia de Alejandría y verán que me quedé corto en mis apreciaciones anteriores. Ahora mi intención es otra: dar a conocer al autor* material e intelectual de esa salvajada, que a pesar de haber atravesado los siglos, sigue siendo medio ignorada, no se le hace la publicidad y justicia suficientes: Hipatia no se mató sola ni se quería morir; la biblioteca de Alejandría no "se incendió": la incendiaron, para que la gente fuera siempre ignorante y para que las mujeres no sirvieran para ninguna otra cosa que "cama, mesa y baño"; por eso, cumpliendo con el encargo de Hipatia; y también porque tuve un compañero de nombre Cirilo, casi tan agresivo como el obispo, que consiguió hacer que ese nombre me fuera antipático desde la primaria; es que me propuse poner mi grano de arena, o mejor mi contundente pedrada, en la memoria de San Cirilo, y que sea lo que Dios quiera.



Introducción

 

Dejo a un lado los sonetos.
A este loco alucinado,
décimas le he preparado.

En aguas turbias me meto,
y así mi nombre arriesgando
se las iré acomodando.
~

A san Cirilo

(De parte de Hipatia)


San Cirilo, no me burlo,
aunque sí me carcajeo,
lo que hiciste fue muy feo,
despiadado, cruel y burdo;
horripilante y absurdo;
ya te creías salvado
pero ahora te he alcanzado
pasados dieciséis siglos,
catecúmenos y bíblicos
y tu honor queda manchado.

No me burlo, pues, Cirilo,
es solo que te pesqué,
y si digo lo que sé
no vas a quedar tranquilo,
espero acabar de un tiro
con la escasa fama tuya,
si alguna hay, que se diluya,
y que seas conocido
de verdad por lo que has sido,
sin salirte con la tuya.

Y pensar que eras obispo
y santo en Alejandría,
cuando acusaste de harpía
(de imaginarlo me crispo)
a Hipatia, habráse visto,
a la hija de Teón,
la que sabía un montón,
mientras tú, como un maleante,
secundado de ignorantes
le hiciste cargamontón.

La mataron en tumulto;
descuartizada y quemada,
seguro que antes violada;
y no te escurras el bulto,
que fuiste tú por inculto
el que azuzando a la masa
con la biblioteca arrasa,
esa la de Alejandría
¡quién diría, madre mía!
horror que siglos traspasa.

Así, Cirilo, ¿Cuál fama?
si nadie te conocía,
gracias a las coplas mías
la santidad se te acaba
y pongo en alto a la dama,
Hipatia, la inteligente,
para que sepa la gente
la barbaridad que hiciste;
si cristiano te creíste
esta historia lo desmiente.
~

* ...Así, entre otros historiadores, Gonzalo Fernández (1985: 279-281) indica que «la práctica totalidad de las fuentes que existen acerca del linchamiento de Hipatia, atribuyen a Cirilo la inducción del asesinato» y valida esta opinión al afirmar que en lo sucesivo «Cirilo no se atrevió a realizar más actos violentos contra los filósofos paganos de Alejandría»; Marie Dzielska (1995: 97) apunta que, incluso si el crimen sucedió a sus espaldas, Cirilo debe ser considerado responsable en gran medida, «pues no hay ninguna duda de que fue uno de los instigadores principales de la campaña de difamación contra Hipatia, fomentando el prejuicio y la animosidad contra la filósofa y suscitando miedo sobre las consecuencias de sus presuntos hechizos de magia negra sobre el prefecto, los fieles de la comunidad cristiana y, de hecho, la ciudad en su conjunto»; José María Blázquez (2004: 14) considera la muerte de Hipatia un «éxito de Cirilo»; el mismo autor, en un estudio posterior (2008: 469) considera «muy probable» que Cirilo, al que califica de «hombre sin escrúpulos», fuera responsable del asesinato. Sin embargo, el teólogo católico Johannes Quasten afirma que «no parece que existan pruebas de que él tuviera parte en tan horrendo crimen»
Johannes Quasten, Patrología II, Cirilo de Alejandría)

1 comentario:

  1. Por exceso de celo o por ignorancia, la iglesia ha cometido muchos crimenes como el de Hipatia o la quema de la biblioteca de Alejandría en en Egipto, lo mismo hizo la "Santa Inquisición" en España, torturando a inocentes que por alguna razón no les caía bien para que se declarasen ateos, brujos o quese yo, y de esta manera mandarlos a la pira, al igual que un cúmulo de sabiduría en libros escritos en árabe, que era la lengua culta entonces y que al parecer los de la "Santa Inquisición" no conocían.
    En resúmen, como dice un amigo, " así sucede cuando acontece"

    Fernando Atala Schaefer

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