domingo, 30 de diciembre de 2018

Soneto inquieto


Ya no se escribe así, pero qué bonito era...


Esta vez, prescindo de temas alusivos a fechas recién pasadas o cercanas en el futuro inmediato, como son la Navidad y el Año Nuevo, que de nuevo solo tiene el calendario, porque lo demás es igual...

- ¿Cómo que igual? ¿Cómo lo sabe si recién va a empezar?

- Yo calculo, sin ser astrónomo, geólogo ni matemático, que el año 2019 empezará en enero y terminará - con o sin nosotros - en diciembre. Lo demás son minucias que dejo a los especialistas, porque algo hay que dejarles, no se puede ser tan mezquino.

En esta oportunidad, tengo decidido dejar salir a luz un soneto inquieto, tan inquieto que ya no puedo contener más tiempo su liberación, está que quiere salir hace rato, y siendo esta ocasión tan buena o no tan buena como cualquier otra, pues lo dejo ir...  si regresa es mío, y si no, pues nunca lo fue... mentira, eso es para otra cosa. Solamente quiero dejar claro que lo que voy a soltar es un soneto y no otra cosa, porque ya me ha pasado que se malinterpretan mis composiciones y/o descomposiciones, y esta vez, por los pelos y señales del inquieto, estoy casi seguro que lo van a confundir con otro objeto; eso mismo, claro, y no lo digo porque ni falta que hace. Lo preparo, lo sujeto bien, lo acomodo, lo coloco donde corresponde... lo agarro y lo sujeto otra vez para estar seguro que entra, que cabe; no se vaya a salir... atención que allá va... el afamado, conocido y traqueteado; de traquetear y también de tráquea; por que no... 


Mi Soneto Inquieto


Yo tengo un soneto inquieto,
movedizo, juguetón,
caprichoso y retozón,
que no sé dónde lo meto

si no sabe comportarse,
y donde menos se espera,
de forma casi grosera
él insiste en declamarse.

Todo tiene su lugar...
y tampoco en cualquier parte
uno puede recitar;

aunque quieras tú escaparte
él no te deja de amar,
por lo menos va a rozarte.
~

domingo, 23 de diciembre de 2018

¿Qué libro me recomiendas?

¿Cómo elegir un solo libro?


Hace unos días me sentí perdido ante la simple pregunta de un amigo. Él me ve como a un consumado lector, lo cual es una carga difícil de llevar y más aún de mantener, y esperaba; él, no yo, y lo aclaro porque en esto el lenguaje es impreciso: esperaba de mí una respuesta rápida y mágica. La pregunta era:

- ¿Qué libro me recomiendas?

Hay preguntas muy fáciles de hacer y muy difíciles de contestar, y esta es una de ellas. Pero, a diferencia de políticos deshonestos, sinvergüenzas públicos y afines, no me podía refugiar en un palabreo pseudo legal ni recurrir a la artimaña de "repítame la pregunta" para ganar tiempo, porque ese tiempo no sería suficiente. Tenía que contestar, y sobre el pucho, porque la conversación venía ligera y amena, al menos hasta ese fatídico instante en que me vi enfrentado a la disyuntiva de quedar mal parado yo, o dejar peor parado a mi amigo. No... tenía que haber una manera elegante de salir del paso, y yo la iba a encontrar. Tenté sondear, o sea que traté de averiguar qué lo impulsaba a preguntar, y recurrí a la defensa de contestar con otra pregunta.

- ¿Qué te gusta?

- No sé... lo dejo a tu criterio...

Huy carijo, o sea que le daba lo mismo el Leviatán de Hobbes que La caperucita roja. Merde... pensé... cómo es que este muchacho es amigo mío... ¡Colabora! - me gritó la voz de la conciencia - es un ser rescatable ¿no lo ves? se resiste a naufragar en la ignorancia iletrada, y tú, que te crees tan sabihondo ¿no le puedes recomendar ni siquiera un puto libro?
Hasta yo mismo estaba contra mi, no recuerdo que me haya pasado antes.

La Divina Comedia... No, aparte que no la va a leer toda, lo que lea le hará daño si se la zampa en ayunas.
El quijote... todos lo citan y nadie lo lee, que este pobre se dedique a eso sería un crimen.
García Márquez... Saramago... Hermann Hesse... no sé... son solo tres y ya son muchos, y además, cada uno tiene varios libros.
Ah, es peruano... que lea a Vargas Llosa, puede ser, aunque solo sea por cultura general... pero él recién va a empezar a vivir y yo, como Vargas Llosa, estamos de salida. Qué le digo...
La biblia... no se puede ser tan mierda comodín de recomendar eso como lectura inicial. Si precisamente no creo que el saber humano quepa (de caber, no de capar) en un libro único, no voy a recomendar a un neófito aquel libro que reclama serlo.
Pensé... tal vez J. K. Rowling... Dan Brown... E. L. James... No, mejor lo mato y listo.
No sé. ¡Un libro! Solo un libro entre todo lo que hay para leer, yo allí parado y el amigo mirándome extrañado ante mi falta de respuesta.

- Recomiéndale uno de los tuyos - me susurró una maliciosa vocecita interior.

- No jodas - respondí a la vocecita - eso sería trampa.

Lo volví a pensar ¿qué clase de persona resultaría alguien que se inicie en la lectura con lo que yo escribo? Solo pensar en esa remota posibilidad hizo que me diera miedo de escribir. Lo medité mejor: no existe ninguna probabilidad que eso ocurra, escribe tranquilo que a nadie vas a encontrar virgen de lecturas, por lo menos habrán leído a Condorito o algo del ratón Mickey. Tranquilo, sigue tu vida sin más remordimientos que los que deberías tener y no tienes.

En cuanto a que lea mi blog, soy como el serrano del cuento. Ni lo recomiendo ni no lo recomiendo, quien quiera leer que lea y quien no pues que no lea, total, de lectores y lecturas se ha escrito tanto que si no es aquí, mejores cosas podrán hallar en otra parte.

¿Y qué cuento es ese? ¿De qué serrano habla?

- Del que estaba estorbando el paso en una escalera, y cuando se le reclamó que suba, o que baje, pero que allí no se quede, dicen que respondió: Ni me subo, ni me bajo, ni aquí no me quedo. Más contreras no podía ser. Lo contaban mis tíos allá por los años cincuenta cuando se podía hablar tranquilo sin mucha vigilancia de lo políticamente correcto. Ahora somos más comportados, pero no sabes si al que cedes el asiento en el bus es hombre o mujer, o siquiera si es humano.

Volviendo al drama que nos ocupa; porque no es que me quiera escapar y salir por la tangente que además me resultó más peliaguda que el tema tratado; sin relatar lo sucedido.
Insistí:

- Pero... ¿quieres algo de literatura universal, o tal vez filosofía... una historia de aventuras... un romance...?

- ¡Uf! Ya no... deja nomás, si vas a empezar con eso...

¡Empezar con eso! Me lleva la grandísima... reC0n72@... ya se fastidió el principiante, y ahora va a ser mi culpa que se haya perdido una valiosa vocación de lector.

- ¡Espera, espera... toma! le dije, dejando las cosas en la mano de Dios le alcancé un libro que tenía cerca - estábamos en mi casa - empieza con este, si no te gusta te lo cambio, alcancé a decirle. 

- Gracias, dijo sin mucha emoción, y se despidió.

Mientras se iba, alcancé a ver qué libro era el que le había dado, no tanto yo sino la suerte, el azar, la casualidad. Lo que leí en la tapa me dejó perplejo: "Las aventuras de Inodoro Pereyra/3 ¡El renegau!" ¿Qué hacía esa reliquia del 81 sobre mi escritorio? Sospecho de las inquietas manos  de mi nieto...

¡Carajo! Ni en mil años podría yo haber encontrado algo más adecuado para el aprendiz de lector; no que se inicie con Hermann Hesse o con Sófocles, sino con el peculiar y casi olvidado Fontanarrosa - que además tiene la ventaja de los dibujos - gracias a mí o a la suerte; me parece excelente idea.
Espero que me lo devuelva, porque ya no presto libros... esta vez caí por atolondrado.

Inodoro Pereyra, el renegau -Fontanarrosa
~




domingo, 16 de diciembre de 2018

La jarjacha


La jarjacha


Levantó ligeramente la cabeza y me miró con ojos amarillentos y vidriosos, mientras se limpiaba la boca con el dorso de la... ¿mano?. Un olor inconfundible me azotó el rostro: el animal o persona que tenía delante mío estaba comiendo excrementos.

Había llegado hasta ese bosquecillo acompañado por un muchacho como de unos dieciocho años que trabajaba en la casa hacienda en la que me había alojado. Estaba allí a solicitud de un amigo de la infancia quien aún sin habernos visto desde esos años, me había pedido que acompañara a un posible comprador de la casa y de lo que había quedado de la enorme extensión que su padre poseyera antes de la reforma agraria. Me ofrecía una suma importante si se realizaba la transacción, además de los gastos que pudiera generar el trámite. Pero no son esos detalles lo que quiero contar ahora.
La antigua casona estaba en un paraje serrano de los Andes centrales, un poco hacia el sur; un pueblo cercano de nombre quechua que he olvidado era la última avanzada de la civilización, desde allí se tenía que seguir a pié o a caballo, y a mí me parecía más bien que ese pueblo era la última defensa de la naturaleza virgen contra eso que llamé - por costumbre - civilización, porque el pueblo, de manera encantadora, tenía mucho más de rural que de urbano.
Todo empezó cuando este amigo, en una cortés y amistosa carta por correo electrónico; como ya dije no nos veíamos desde chicos; me confiaba el asunto mencionado. Mi amigo, lo llamaré Esteban para no tener que usar su verdadero nombre, radicaba hacía mucho tiempo en Europa donde supongo que sus variadas ocupaciones no le dejaban mayor tiempo para viajar hasta ese lejano rincón donde alguna vez vivió, soñó y absorbió lo que quedó en su esencia. Entre las instrucciones para la venta y los recuerdos de nuestra infancia, surgieron algunas palabras que me hacían gracia, que me recordaban esos tiempos felices, y que a veces hasta había usado como jocoso insulto, como jugando; eran "jarjacha" y "acatanja".
De la acatanja te puedes burlar, pero ten cuidado con la jarjacha, me había advertido una vez y yo lo tomé como una broma, pero más adelante, ya ni recuerdo por qué, volvió a insistir en ello con esa seriedad que le era tan propia.

- Cuando vayas a la hacienda no se te ocurra hablar de jarjachas, te lo pido en serio.

- Está bien - respondí sin ninguna objeción, porque no era la jarjacha algo de lo que necesitara hablar. Simplemente lo registré como dato secundario aunque dispuesto a cumplirlo; porque Esteban, que sabía mucho más que yo de esas cosas, tendría razones valederas para tal recomendación. Por otra parte, él siempre se refería al sitio como "la hacienda".

Lo que había sido un roce casual con esa extraña palabra picó luego mi curiosidad: ni sabía bien lo que era, solo su sonido áspero y a la vez gracioso me había quedado en la memoria, y cierta noción de que se trataba de alguna monstruosidad de la mitología indígena; para mí más cómica que terrorífica; por lo que acudí a la web para actualizar mi conocimiento respecto a ese vocablo. Encontré lo siguiente:

"Jarjacha o Qarqacha, animal mitológico andino de variada descripción, puede ser una llama de dos o tres cabezas o un ser mitad hombre y mitad llama. Causa terror con su grito de Qar, qar, qar, de donde proviene su nombre y son personas castigadas por Dios debido a sus actos incestuosos. Es peligroso y difícil de matar o atrapar, pues para eso se requiere de un grupo de al menos siete hombres." También podría tratarse de un cura abusador de la inocencia de algunos fieles, en todo caso, tiene que ver con actos sexuales no permitidos por los usos y costumbres. Más datos aquí.

Para ahorrar mayores detalles, voy directo al día de mi llegada al pueblo con el señor Green, un caballero inglés que no tenía ni idea de que su comportamiento era un constante refuerzo de su apellido: era un viejo verde, de verdad, y además tenía una gracia que nunca supe de dónde la sacó, porque para mí un inglés tenía que ser aguado y sin mucho encanto... como los huevos a la inglesa, más o menos. Este era más bien pícaro y bromista.
Lázaro, el encargado de la casa, no nos esperaba, lo cual me pareció una falta de consideración porque todas las recomendaciones de Esteban se basaban en mi encuentro con este señor que simplemente no se dignó ir a recibirnos. Envió en su lugar - supongo que fue él quien lo hizo - a un mozo llamado Julián, quien se mostraba atento y servicial en todo, menos cuando lo interrogaba por don Lázaro: entonces se ponía nervioso y cambiaba de tema sin criterio ni disimulo alguno. Algo raro había en eso. Tal vez está borracho el hombre, pensé, y por eso envió al muchacho. Tampoco conseguí sacar nada en claro de cuál era la relación entre ellos, si acaso eran parientes.

Como no estábamos acostumbrados a cabalgar, se nos proveyeron dos mulas mansas que seguían tranquilamente al nervioso caballo que montaba Julián; el contraste era notorio, pero aun así Mr. Green y yo nos sentíamos como intrépidos aventureros que desafiaban con sus monturas a los imponentes Andes.

Los oblicuos rayos del astro rey, presagiando el tardío ocaso del verano,  cubrían de oro refulgente las tranquilas hojas de los árboles, quietas ante la ausencia de la fresca brisa que suele llegar de los altos picos, que aunque lejanos, con ella envían el inconfundible mensaje de su presencia; las aves, que empezaban a regresar a sus arbóreos refugios, nos hacían pensar... a dónde fueron, por qué se alejan así del acogedor nido; y las rojizas nubes de esa dorada tarde, adornaban el cielo con acuarelas surrealistas que al verlas, no solo con los ojos sino con la sensibilidad olvidada del alma adormecida...

- ¡Oiga, qué le pasa, ese palabreo no es su estilo!

- ¡Hasta que se dio cuenta..! bueno, sigamos.

En poco más de media hora nos acercamos a la vieja casa; lo que pude notar es que al gringo le encantó lo que vio. Techos medio descuidados, pisos de madera gastada, algún refuerzo de toscas piedras asegurando alguna parte de la estructura; le parecían maravillas de la rusticidad y la originalidad, y se notaba que estaba dispuesto a pagar una buena suma para hacerse dueño de ese rincón silvestre. Pensaba convertirlo en un hotel o centro de reposo para gente como él: tenía los contactos para hacerlo y el optimismo se le salía por los poros.
El aire de la sierra lo energizaba y ya sus ojos vivaces andaban buscando algo más cuando apareció una mujer de mediada edad, sin mayores atributos que destacar, pero cuya presencia tuvo un efecto electrizante en mi compañero de viaje.

- Buenes terdes, seniorita... - le escuché saludar, haciendo una graciosa reverencia con el sombrero.

Era Domitila, hermana de Lázaro - siendo soltera bien podía ser llamada señorita, aunque por la edad ya no tanto - quien secándose las manos en un limpio delantal blanco se acercaba nerviosa a recibirnos. Se esmeraba en ser amable con nosotros y al principio parecía no entender el efecto que causaba en el verde Green, más tarde se dio cuenta y pude notar que aunque le causó gran sorpresa no le era nada desagradable aquella novedosa situación. Menos mal, no quería que se malograra el negocio por alguna honra ofendida. Domitila estaba radiante, eran tal para cual, pensé, y solo pareció incomodarse cuando le pregunté por su hermano. Él no está, no importa, dijo y siguió hablando de cualquier cosa.
Nos llevó, aún alumbrados por la luz de la tarde, a mostrarnos la casa y alrededores; yo recordaba los tiempos de infancia que pasé en esos espacios con Esteban, las travesuras, la desbocada imaginación que nos hacía ver cosas que posiblemente no existían... la jarjacha vino a mi memoria, ese espantajo que usaba la servidumbre para que el "niño Esteban" y su amigo no se alejaran de la casa por las noches. Igual nos escabullíamos a cualquier hora y no sé distinguir muy bien en mis recuerdos lo que era real de lo soñado.

Después de la cena -carne de monte y papas deliciosamente asadas en horno de leña- Mr. Green insistió en que Domitila nos acompañara en el salón de la casa; entre muebles antiguos y con carácter imponente, parecíamos un trío insignificante. El visitante principal hacía todo tipo de preguntas y las respuesta que a mí me parecían las más riesgosas en cuanto al buen fin del negocio, a él parecían satisfacerlo y hasta aumentar el deseo de comprar la casa y los alrededores. Indagó sobre la extensión, los documentos, las fuentes de agua, los tipos de vegetación, si había sembrados y cuáles, y cosas por el estilo, sin perder la oportunidad de demostrar su pasable manejo del castellano. Le complacía entender muy bien la diferencia entre ser y estar, y hacía gala de eso además de coquetear con Domitila que tenía unas reacciones que yo no lograba entender del todo. Me daba la sensación de ser algo así como una mujer liberada pero con algún oscuro secreto encima. Algo en ella me perturbaba de manera diferente a lo que pasaba con Mr. Green, algo así como una... no sé, como no desear estar a solas con ella; lo atribuí a mi imaginación, estoy inventando... imaginando cosas, me dije a mi mismo.

Las urgencias del señor Green se dividían entre comprar la propiedad y seducir a Domitila, lo cual hizo que pasáramos algunos días (y noches, claro) en la casona. Él cada vez más pegado a la mujer y yo cada vez más solo pero no aburrido, porque me dediqué a explorar los alrededores, de esa manera dejaba sola a la pareja para que si surgía algo, fuera lo más pronto para poder regresar a la ciudad y cerrar el trato. Julián me seguía a todas partes, no sabía si me cuidaba o me vigilaba, pero su compañía era agradable y también necesaria, así que no indagué mucho acerca del porqué de su constante presencia a mi lado. Por alguna rémora de la infancia yo prefería las tardes y dejaba que la noche me encontrara en el campo, cerca o lejos de la casa, mientras Julián parecía no gustar de esos atrasos. Por esa caprichosa característica heredada de Adán, yo iba con más ganas a los lugares donde el mozo trataba de evitar que fuera.
El segundo día de mis paseos encontré unas huellas raras, no sé si de llama, de venado... de llama no son dijo el muchacho... el inquieto Julián se explayaba en ciertas cosas y rehuía otras, sobre todo en lo que yo comencé a interesarme: el animal que parecía rondar por allí.
La siguiente noche, ya acostado en la habitación de la casa, sentí ruidos extraños en alguna parte de la casa, luego carreras, resoplidos... pensé primero que Mr. Green estaba consiguiendo algo con Domitila, pero los ruidos continuaron fuera y se alejaron hacia una cercana arboleda. Yo tranqué bien mi habitación por dentro, apoyando una silla contra la puerta, y a pesar del turbio suceso dormí muy profundamente, estaba tan cansado que no tardé en soñar. Mi sueño fue raro, soñé que escuchaba gritos en el bosque o cerca de la casa, y que esos gritos sonaban como ¡jaaar! ¡jaar! ¡jar!
Lo olvidé al despertar; solo más tarde. antes de ponerse el sol, recordé lo soñado con algo de temor cuando vi que Julián se ponía pálido y no sabía cómo hacer para alejarme del paraje al que me internaba. Me detuvo su miedo más que el mío propio y quedé parado bajo la oscura sombra de un enorme y viejo árbol de tronco rugoso, grueso y con deformaciones extrañas... parece una película de terror... me burlé de mí mismo, y entonces fue que vi al raro animal comiendo excrementos.

En una pose extraña, entre acobardado y amenazante, el animal me miró. Era como una llama arrodillada que torcía el cuello para verme sin levantarse del suelo, sus patas delanteras podrían ser confundidas con toscas manos, el cabello lanudo casi le cubría el rostro pero sus ojos amarillentos y húmedos, como de vidrio sucio, se distinguían con toda claridad.

- ¡Jaaar! ¡jaar! ¡jar! gruñó o lloró, no estoy seguro, y entonces retrocedí espantado, sobre todo porque no podía dejar de mirarlo y una extraña sensación de entendimiento con esa bestia me turbaba; sentí que Julián me guiaba hacia atrás y luego de unos pasos me hizo girar para seguir caminando dejando a nuestras espaldas al inmundo ser que no se movió de su lugar, no nos siguió. Apestaba a llama, a lana sucia mojada y a caca.

- Ya lo has visto, señor - dijo Julián - nunca antes se dejaba ver.

Allí fue que al esquivo joven se le desató la lengua y me contó que eso que habíamos visto, porque él también lo vio, era una jarjacha, y no solo eso... se le tiene que buscar entre siete hombres para poder atraparla, porque si son menos no pueden con su fuerza, que qué raro que se dejara ver, que qué raro que no nos atacó, que era un animal muy malo, que era... que le parecía conocido, que era... que era... 

-  ¿Don Lázaro? - pregunté, sin dar crédito a mi propia voz.

Me miró horrorizado y empezó a musitar cosas como que Don Lázaro estaba de viaje, estaba... no sé, se enredaba en explicaciones. Regresé a la casa y encontré a Mr. Green más feliz que de costumbre. Me esperaba para cenar y no reparó en la palidez de mi rostro, estaba concentrado en sus asuntos.

- Mañana vamos a rregresar, quiero cerrar el tratou cuanto antes - dijo con su dejo inglés, y me extendió un documento escrito a mano: era un compromiso de venta - firmar por favor, no busquei mas compradoures.

No sé qué le habría dicho Esteban para animarlo a comprar, porque yo no buscaba a nadie más a quien vender la propiedad; de todas maneras le firmé el papel; y mientras él lo guardaba, dándose de muy canchero, me hizo una confidencia de viejo verde, a su manera. Guiñándome un ojo con picardía, dijo:

- Es de calzón flojou... y está muy buena.

Mr. Green sentía que en ese rincón perdido de los Andes podía dar rienda suelta a un machismo usualmente reprimido, se regodeaba en ello y me consideraba su cómplice y confidente; no me pareció tan mal después del empeño puesto en la acción, era tan gracioso el hombre que no imaginé que alguien pudiera ofenderse por sus palabras, ni siquiera la misma aludida, quien no sé si escuchó pero se le notaba como más... contenta. 
Al día siguiente partimos temprano, montando las mulas; la algarabía del viaje después del suculento desayuno me hacía dudar de lo que había pasado la noche anterior. Aún ahora que lo escribo, no estoy seguro si fue real, pero la prueba de que el negocio se hizo figura en mi cuenta bancaria de esa fecha.
A Esteban pareció no importarle demasiado la ausencia de Lázaro, porque no hizo ninguna observación cuando le comenté que no lo había visto ni una vez en el lugar. Fiel a la promesa hecha, no hablé nada de la jarjacha.
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domingo, 9 de diciembre de 2018

El nabo


El nabo


Vamos a hablar del nabo, del que se muerde y se come, no del otro que... bueno, pensándolo bien ese otro también se come y a veces hasta se muerde, pero no es de ese nabo que trata este artículo. Tampoco del nabo que recibe burlas y agravios por donde va, no; ese nabo no es el objetivo a tratar.
Veamos. El nabo sorprende porque además de su uso normal tiene muchas otras peculiaridades.
Sirve para eliminar el ácido úrico, a través de la orina, y claro... sino por dónde.
Su uso frecuente sirve para disminuir o acabar con la obesidad; lógico, nadie puede vivir de nabo.
Elimina el exceso de grasa y líquidos... cierto, aunque haga frío, igual sirve si se lo usa con fervor.
Y encima de todo eso, es barato; a veces hasta regalado porque viene de yapa ¡qué más se puede pedir! el nabo, claro.

Los chinos - ese no, ese nos metió el nabo - lo preparan en encurtido y según dicen los que saben, es un plato para valientes, o para audaces... o para amantes del nabo. Y dicen que es tal la precisión - o la confluencia de factores, vaya uno a saber - que aun tratándose de un gran maestro del nabo; de cien veces, solo cinco o seis veces le sale perfecto; las otras 95 o 94 veces... igual lo venden, lo sirven y lo cobran: nabos no son.

Mi experiencia personal con el nabo fue muy breve, estaba en un supermercado; de compras, porque allí no trabajo y tampoco regalan nada; cuando se me ocurrió hacerle una gracia a la amiga que me acompañaba, (amiga nomás, todavía, porque ya había fracasado varias veces en el intento de avanzar hacia la fase siguiente) se trataba de una bella chica francesa, y agarrando una pieza enorme del singular tubérculo, con guiñada de ojo, sonrisa picarona y pose de galán, le dije:

Je met le navet, le dije a Jeanette;
mejor a tu abuela, respondió en francés.
¡Qué falta de humor! retruqué en noruego;
se fue y me dejó, sin un hasta luego.

Le cayó mal el nabo, no yo... de eso pueden estar seguros, pero igual se fue de mi vida; menos mal porque ya la vida la tenía bastante complicada. Desde ese día no soporto el nabo, el francés ni el noruego, y si me acerco a uno de esos engendros de la naturaleza es solamente en casos de urgencia, cuando por cuestiones puramente físicas o biológicas y/o fisiológicas o/e/i/u coexistenciales, se hace necesario encontrar un lugar con fuerte olor para... bueno, para eso.

- Pero el nabo crudo no huele.

- ¿Y qué quiere? ¿Que espere a que lo cocinen?

En ese caso, quedan las otras dos opciones: el francés y el noruego, que no sé si sirven para eso, pero por asociación de ideas los tengo en el mismo casillero mental junto con del nabo;  y si no encuentro ninguno, recurro a la alternativa clásica: la sección de salmón ahumado. 

- Mañoso había sido...

- Y también... a mi edad, qué esperaba.

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domingo, 2 de diciembre de 2018

Horror y degradación: Dos botones de muestra



"Las personas de la caravana migrante están huyendo de la miseria y los horrores creados por Estados Unidos" dice Noam Chomsky; para quienes saben algo de política internacional, aunque sea de modo superficial, no hay duda que es así: Honduras es un ejemplo desgarrador de lo que pasa cuando un país es manejado a gusto y paladar de los Estados Unidos de América: le gente es lo que menos interesa, es más, no solo no interesa sino que estorba a los proyectos que quieren llevar adelante, pues solamente ambicionan el territorio y sus riquezas, fuera de estas cosas nada más les interesa, y la población, si sirve para llevar a cabo la explotación, se utiliza, y si no, pues ya veremos... o ya verán ellos qué hacen con sus vidas, salen sobrando en su propia tierra, y es esto es así, tan real y verídico, que estamos viendo (algunos solamente, porque la mayoría ve otras cosas, huevadas que los mantienen alejados de la realidad) algo que nunca antes se había visto de esa manera y en esa magnitud: la caravana migrante, en su mayoría hondureños aunque también hay salvadoreños (de El Salvador, otro país cruelmente castigado por USA) y de varias otras nacionalidades que aprovechan la ocasión y se adhieren al grupo.

- ¿Aprovechan la ocasión? Eso suena a beneficio, conveniencia, ganancia.

- Y así es; para ellos, un vaso de agua limpia, un mendrugo de pan, una sombra sobre su cabeza, ya es ganancia.

Estamos tan acostumbrados a utilizar la palabra "aprovechar" ligada a la abundancia que hasta parece fuera de lugar ante tan enorme demostración de miseria e injusticia. Pero es así, buscan lo que sea para no morir. Esa es la cruda realidad: se están jugando la vida, es cosa de vida o muerte en serio, literalmente.

Mientras tanto en la Argentina hambreada por Macri -y piensan continuar con la Vidal o tal vez hasta con Tinelli- la violencia está llegando a tales niveles que no es posible que se juegue un "Boca - River" en ningún lugar de su territorio; la amenaza es tal que después de varias postergaciones, discusiones y propuestas, se descartó jugarlo en su propio país o en cualquier país cercano porque los "hinchas" y los "barra bravas" pueden llegar tranquilamente en caravanas de otro tipo a cualquier país del sub-continente que se escoja, tanto es así que han decidido que se vaya a jugar... ¡a España!

- ¿Y qué tiene que ver un asunto con el otro?

-  A primera vista, nada, pero mirando con más atención, mucho.

Ambas son manifestaciones colectivas, ambas muestran alguna forma de degradación humana, ambas muestran también la confusión que hay en las mentes de esa gente; tanto los pobres migrantes como los violentos "hinchas" del fútbol parecen no tener una noción clara de lo que pasa. En la caravana migrante se sufre del ataque de policías bien comidos, limpios, protegidos y armados contra hombres, mujeres y niños escuálidos, cansados, acabados, y lo que me es imposible imaginar es qué pensarán los niños cuando se sienten morir por el efecto de los gases lacrimógenos arrojados explícitamente contra ellos y sus padres; esa huella que no sé entender dejará sin duda consecuencias que tampoco puedo explicar; y lo mismo en esos padres y madres llevados al extremo del desprecio, del rechazo, de la cruel indiferencia de quien aplasta una cucaracha. 
Es fácil decirlo pero no hacerlo: mejor sería que lucharan dentro de su patria para tumbar ese gobierno criminal; pero sin guía, sin nociones claras de política, con hambre y con miedo; víctimas de la ruptura social y del individualismo que se pregona y se mete hasta en los huesos, que aunque lo logren van a tener que enfrentar los ataques, mentiras y calumnias de los mismos Estados Unidos y sus sirvientes, lo cual no parece posible en un país tan pequeño como Honduras, por más patriotas y valientes que sean. De todas maneras han puesto al descubierto muchas cosas, y ahora resulta que recién Estados Unidos se entera que su protegido es un narcotraficante. Qué inocentes, no lo sabían.



En el vergonzoso apedreamiento al ómnibus del equipo de Boca Juniors por parte de los hinchas de River Plate (aquí los actores y la distribución del libreto no son excluyentes porque podría tratarse de otros clubes), entre los furiosos atacantes se distinguían también a algunos que tiraban piedras o ladrillos como quien realiza un acto normal, sin ninguna emoción de rabia o cólera, simplemente como quien cumple con una convención social, hasta con cierta indiferencia. Esa gente ha perdido toda noción de lo que es deporte, son pobres náufragos mentales a la deriva, en rumbo hacia el gigantesco sumidero que los llevará a las cloacas de la historia, solos o con todo y fútbol, no lo sabemos.

Sé que hay mucho más de qué hablar, tanto de lo que sucede en este continente como en el resto del mundo; pero estos dos acontecimientos multitudinarios, aunque de magnitud diferente porque no estoy confundiendo los pocos cientos de hinchas con los muchos miles de migrantes; sobresalen de las otras grandes desgracias, tanto las de origen natural como las realizadas intencionalmente por cierta clase de "humanos".

Sobresalen por sus cualidades tan contradictorias como estremecedoras ¿Cómo se arriesga la propia vida y la de toda la familia para buscar un pedacito de espacio prestado en el que vivir con algo de seguridad? ¿Por qué los repele su propia patria y los rechaza la de otros? ¿Es cosa casual o es el destino? No, son las sobras no previstas de un sistema fracasado que insiste e perdurar aún a costa de la humanidad.

En el caso del fútbol ¿Qué clase de bestia hay que ser para pensar que destruir y disminuir al rival fuera de la cancha, antes del partido, es una actitud normal y aceptable? ¿Será una válvula de escape para las presiones que sufren en otros ámbitos? ¿Será que en su casa son buenos padres, buenos hijos, buenos hermanos? Lo dudo. 

En ambos casos hay degradación, forzada o buscada, impuesta por la injusta realidad o creada para satisfacer oscuros impulsos, pero los dos casos nos deben hacer sentir repudio y vergüenza. A qué niveles nos falta aún descender, no lo sabemos; qué tan cerca estamos de tocar fondo, tampoco lo sabemos.

Solo dos botones de muestra, de diferente color, tamaño y textura, pero ambos son producto del mismo estado de cosas al que nos ha llevado un camino que no cabe duda que es el equivocado. Sigan algunos pensando y viendo cojudeces, sigan otros defendiendo lo que por suerte, habilidad o rapiña han conseguido solo para sí mismos, pero no se olviden que nadie está seguro en un mundo donde existe tan grande desigualdad. Si tu vecino tiene hambre, no puedes comer tranquilo.
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domingo, 25 de noviembre de 2018

Décimas del escapado


Alan comiendo gratis


Realmente ha caído muy mal que ese enorme cerdo de dos patas; con nocturnidad, premeditación y astucia - después de llamarnos imbéciles a través de los periodistas - haya ido a meterse a la casa del embajador uruguayo en Lima. La casa apesta porque la acción del fugado apesta, y si Tabaré Vázquez ordena el asilo, podremos decir que también apesta. No quisiera tener que llegar a decirlo, porque el Dr. Vázquez, presidente del Uruguay por segunda vez, sucesor de Pepe Mujica (el presidente más pobre pero más respetado del mundo) es un hombre más o menos decente...

- ¡Cómo que más o menos..! Se es decente o no se es.

- Sí, pues, es que el doctor también tiene sus entripados, por eso mi preocupación.

Dicen que son amigos, dicen que pueden coincidir en ciertos "temas", dicen que la hace larga para que entre como con vaselina, que se lo va a dar, que se lo TIENE que dar... dicen tantas cosas, ya no saben qué decir... (J. Iglesias).
Y mientras tanto, a sus rascuachos defensores les importa un pito cómo queda la imagen del Perú, les importa poco que el país retroceda, que se pierda lo poco ganado, que se vaya todo al carajo, con tal de salvar a su marrano mayor. Nunca pensé que se podía caer tan bajo, nunca pensé que una panza pudiera crecer de esa manera, jamás imaginé que ese apuesto mozo de 36 años que llegó la primera vez a la presidencia pudiera convertirse en ese monstruo inmundo al que le chorrea la soberbia, el cinismo, la grasa, la plata mal habida y la familia de mierda que viene a ser como una extensión de la culpa que tenemos que pagar por ser tan cojudos. O imbéciles, como nos llamó su señoría antes de irse a la mierda via embajada de Uruguay.

- ¿Por qué tanta grosería? No es necesario expresarse de esa manera tan vulgar, me extraña oiga usted, y se le puede hacer costumbre.

- Es que hay que tener chicha en vez de sangre para no amargarse, oiga. 

Este Señor Puerco, entre todas las asquerosidades que estamos viendo, ha conseguido erigirse como la más nefasta y escandalosa de las porquerías... de la semana; no me atrevo a pronosticar más allá de eso porque con cada ejemplar que tenemos en la política, en el poder judicial, ejecutivo y legislativo, nadie sabe qué puede pasar mañana.
Mientras tanto, les ofrezco estas 4/10 (cuatro décimas, pues) en "honor" al mentado asno y sus parientes.

- ¿No era marrano?

- ¡Bué... da lo mismo!



Décimas del asilado escapado 


Se metió a la embajada
embarrando a su país,
como mala meretriz
cuando te hace la cagada.
¡Genial, qué buena jugada!
festejan los sinvergüenzas,
porque no entienden la ofensa
que esa acción nos ha causado;
en honor son iletrados
pero su infamia es inmensa.

Los cuatro muertos vivientes
arrumbaron al Uruguay;
eso nomás es lo que hay
y unos escasos clientes,
se fueron a tender puentes
con los corruptos de allá,
que no solo por acá
abunda el fruto maldito:
existe todo un circuito
que su coima pedirá.

Mientras el hijo de puta,
apenas si sabe hablar,
pero defiende a papá
aunque con lógica bruta.
El que en mis versos debuta
es el hijo de su madre,
y aunque a algunos no les cuadre
la procaz definición,
este es hijo de ladrón
con una que cobra el catre.

Quien no quiera que lo ofendan
que no dé motivos de ello,
lo que he dicho no es tan feo
para aquellos que lo entiendan;
que en lo robado consientan
porque les da buen vivir,
para después exigir
el trato de señorías...
Si gozan de fechorías
no lo pueden eludir.
~

martes, 20 de noviembre de 2018

Cuando se quiere hacer justicia


Mechain - Perú 21


Hay un país, que aunque es el mío (o yo de él, sería más correcto) no puedo decir que se caracterice por ser ejemplo de justicia e imparcialidad, en realidad, al menos durante los últimos 525 años el Perú ha sido una especie de muestrario de las más horrendas iniquidades y de la más repugnante hipocresía.

- ¡Cómo quiere a su país, oiga usted!

- Es que quererlo no es ignorar lo malo, al contrario, hay que decirlo y bien fuerte.

De vez en cuando, como en todas partes, aparecen algunos hombres extraordinarios por su honestidad, deseo de justicia, valentía fuera de serie; y hasta ahora lo que se ha visto es que han terminado mal: traicionados por aquellos mismos a los que querían servir, ayudar o salvar.
Es ingrata la gente. Es bruta también a veces, y se deja engañar por trampas muy bien urdidas y/o por chabacanerías de las que uno no se explica cómo pueden ser creídas.
A veces es simple complicidad con el mal.

No se puede acusar sin pruebas, clama el ladrón de vida opulenta, mucho más lujosa de la que puede tener con sus ingresos conocidos. Presunción de inocencia, gustan decir como si fuera una fórmula mágica, y amenazan con demandar a quien los trata de delincuentes. Imparcialidad también les gusta decir.
Pero el único que tiene que ser imparcial es el juez. Nadie más: El defensor lo proclama inocente, el fiscal lo acusa de todos los crímenes y delitos que pretende demostrar, y la gente está en todo su derecho de opinar y suponer lo que le dé la santa gana, porque al fin y al cabo no es ella - la gente - la que dictará la sentencia legal.

- Pero influye, oiga.

- Y está bien que así sea ¿O somos de palo?

Sucedió el sábado pasado. Un pez gordo (pez rata, o rata gorda), fue llamado a declarar como testigo, se suspendió la audiencia porque aparecieron nuevas informaciones y se le dictó prohibición de salida del país pues con los nuevos datos pasaba de testigo a investigado. El señor García - que de él hablamos - dijo muy suelto de huesos y de carnes, no hay problema, me quedo feliz en mi patria y esa misma noche ya estaba metido en la embajada uruguaya pidiendo asilo porque "temía por su vida".
Sabíamos que era cobarde, pero no sabíamos que era tan estúpido. Porque esas poses de gran macho las tenía cuando estaba asegurado por compinches en todos los flancos, bastó que uno de ellos - de los flancos - flaqueara un poco, para descubrir al verdadero Alan García: enterrador de partidos, "partidor" de enteros, comodín descarado, psicópata comprobado y más características que dejo de anumerar porque quiero que por lo menos un lector continúe con el presente. El presente artículo, porque la rata, aunque dentro de Lima, está como  ausente, así como gustaba Pablo Neruda: callado y ausente, escondido como la gran rataza que es y piensa que puede ocultarse tan fácilmente.

No sé si al publicar este comentario se le haya concedido el asilo en Uruguay, lo que sí sé es que ya está causando un gran malestar en ese pequeño gran país, y Tabaré Vazquez, su presidente, estará maldiciendo la hora de haberlo conocido, porque tengo entendido que el Dr. (Vázquez) tiene una que otra cosita que preferiría no remover, y con este tremendo tiburón metido en su embajada, y teniendo que decidir sobre el asilo, no hay modo - o no hay por dónde - que esas cosas pasen desapercibidas dentro de su país.
Estábamos más o menos, pero vino este huevonazo a jodernos la vida. Creo adivinar, sino las palabras exactas, el sentir del Dr. Tabaré Vázquez.

Y dentro del Perú, saltan voces y hocicos asombrosamente inverosímiles.
¡Qué esto no es justicia, es abuso! Claro, se habían acostumbrado al cojudeo, al hueveo simple y llano por el cual prescribían las causas una tras otra, en lo que el ¿Doctor? García es experto.


- ¿Doctor en qué es García?


- En eso mismo: en cojudear a la gente.


Como dije, se acostumbraron, muchos, a que a los grandes ladrones no se les toque, en caso extremo podían ser "interrogados" por escrito y con preguntas pre-acordadas. Era un asco, y posiblemente seguirá siendo así tras este breve periodo de esperanza que tanto incomoda a los mafiosos y quieren que termine lo más pronto posible. Por eso hay que defenderlo y evitar que acabe mal. 

El juez Carhuancho es un jez "canero", dicen horrorizados, eso es sevicia, es tortura, chillan otros porque las audiencias les parecen muy largas, como si el juez no se pasara también las mismas horas al pié del cañón, igual o más tiempo que los "honorables" investigados.

Ese fiscal está loco, dicen por el dedicado Dr. José Domingo Pérez, porque en su puta vida vieron un fiscal que se atreva a llamar a los poderosos a declarar. Está loco, claro, porque pudiendo coimear y llenarse los bolsillos prefiere trabajar, arriesgarse él y su familia y jugarse por su patria. Están locos el juez Richard Concepción Carhuancho y el fiscal José Domingo Pérez. 
Necesitamos más locos como ellos, mientras tanto, denunciar, gritar y hacer oír lo que pasa cada uno desde su rincón o gran espacio, según sea el caso.
Y que los partidos políticos están siendo usados como organizaciones criminales, qué duda cabe. Aquí va otro partido que desaparece por causa de su propia corrupción, esta vez el partido más grande que se vio en el Perú: el Apra.


Adiós Apra hundida


Alan García y Toledo
están al mismo nivel,
mejor dicho desnivel
porque se cagan de miedo.

Así como ya no existe
el partido de Toledo,
Alan preparó el entierro
esto el Apra no resiste.

Aunque no era de mi agrado,
no se le puede negar
que supo hacerse notar
en un tiempo ya pasado.

"Solo el Apra salvará
al Perú", se pregonaba;
Alan, tras doble cagada
seguro lo enterrará.

Si no se salvó el partido
que iba a salvar a la patria,
que no se salve la rata
que lo dejó destruido.

Con sus luces y sus sombras 
fue lo mayor que se vio,
Alan vino y lo jodió
de tal forma que me asombra.
~

domingo, 18 de noviembre de 2018

¿Quiénes somos peruanos?


Peruanos, a simple vista somos como todos.


Pareciera que el Perú no solo fue sino que sigue y quedó colonizado por extraños, de lo contrario no se entiende ese constante abandono de la población indígena ¿O será que muchos piensan que esos no deben seguir siendo considerados peruanos? ¿Quiénes son los peruanos? ¿Los que tienen nombre gringo? ¿Los que se ríen del idioma quechua sin entenderlo? ¿Los que promueven el país como una "marca" y creen que todo se debe vender? ¿Los que quieren ser o son rubios? ¿los de pelo negro? ¿Los crespos? ¿Los lacios? ¿Los teñidos? ¿Los pelados? ¿Los que creen que los indígenas y su folklore solo son elementos turísticos? ¿Los de apellido autóctono? ¿Los de apellido traducido? ¿los de apellido extranjero? ¿Los de apellido compuesto? ¿Los que apoyan ese "progreso" que solo deja contaminación y miseria para los pueblos y coimas para las autoridades? ¿los que tienen plata? ¿Los misios y los chihuán? ¿Los que tienen títulos falsos?
¿Son más peruanos los de la costa? ¿los de la sierra? ¿los de la selva? ¿los que rotaron? ¿Los que invadieron antes y son "señores" o los que invaden ahora y son rascuachos?
¿Los católicos? ¿Los conversos? ¿Los ateos?
¿Los que van a la procesión? ¿Los que dan todo por el fútbol? ¿Los que aman a Carhuancho? ¿Los que admiran a Rata Gorda? ¿Los que cobran por marchar? ¿Los que meten la mano en el avión o los que ceden el asiento en el bus? ¿Los sapos o los respetuosos?
¡Tantas cosas nos dividen! ¿Y por qué? ¿Qué será lo que nos pasa?
Porque teñidos, pelados, gordos y flacos hay en todas partes. Morenos, blancos y coloridos también se ven en cualquier país, pero no en todos se discrimina abiertamente como en nuestro pedazo de planeta. Hay países en que  a todos - vivos y o no tan vivos -se les respeta y se les da un trato similar al de cualquier otro ciudadano; pero nosotros estamos metidos hasta el cuello en tantos conflictos que parece que nos sobrara el tiempo para dedicarlo a esas cosas secundarias y las hacemos parecer primordiales.

Todos los mencionados y muchos más somos los peruanos, lo que a veces falta es apreciar y celebrar la variedad con todas sus consecuencias y sus ventajas, y sobre todo, ante la duda o desconocimiento, guardar el debido respeto, porque si uno es el que ignora no está en situación de burlarse ni menospreciar al otro, eso solo pone en evidencia, además de la ignorancia, la falta de consideración. El más patético ejemplo es la burla que hacen del idioma quechua precisamente algunos de los que no lo conocen, cosa que de verdad nos debería avergonzar a todos y no aplaudir ni celebrar esas tristes ocurrencias. 

Arriesgo una hipótesis: Veníamos mal, con el choleo y los demás prejuicios; hasta Nicomedes Santa Cruz lo reflejó en sus poemas, ni qué decir de Santos Chocano, Abanto Morales y muchos más; el choleo era parte integral de nuestra idiosincrasia y contra eso luchábamos, entonces vino la globalización y nos agarró calatos, todavía sin identidad definida. Por eso estamos así, confundidos.

- No señor ¿Acaso no sabe del orgullo que nos da la culinaria? Solo un ejemplo.

- Con eso nomás no alcanza, y encima la discriminación se metió también allí. Todo lo contamina.

Se ve por todas partes; se luce en el Congreso donde un padrastro de la patria se burla de un colega por expresarse en el idioma andino - "habla bonito, pé oy" - fue la frase digna de un delincuente que usó para "disminuir" al otro.
En el mejor de los casos se sobrepone la forma al fondo, se vacía de contenido la cultura para adecuarla al consumo rápido y apurado del turista o del "comprista"; nada se respeta, todo tiene precio, ya no queda más valor que el del vil dinero.

- Pero eso ya es mundial, no solo nosotros.

- Sí pues, ya le dije, y aquí es peor: la globalización nos agarró calatos. 


Soneto ingrato


No te conozco querida
patria de tantos amores,
te presiento entre rumores
pero ya no eres la misma;

si es culpa de mis temores
que me hacen verte distinta,
perdóname patria mía,
si pienso cosas peores.

Me iré y dejaré olvidados
dulces sueños de mi infancia
que nunca fueron logrados,

tal vez desde la distancia
los sentiré realizados
con generosa abundancia.
~

domingo, 11 de noviembre de 2018

La re-invención de Descartes y el aborto


No es lo que parece; dice "pienso, luego existo"


Cojo, luego aborto.
Para los que no se han muerto del impacto, trataré de desarrollar el tema.

Descartes dijo, o pensó: "PIENSO, luego EXISTO", pero no es como suponen algunos, que primero hay que pensar y después existir; sino que ese luego significa exactamente "por lo tanto". O sea que si Descartes piensa, por lo tanto es o existe.

En el horrendo ejemplo de apertura, se presenta como una cuestión de secuencia temporal y por lo tanto equivocada, que dice: Primero "cojo" (o sea tengo relación sexual, no digo carnal, porque podría ser que se esté comiendo un bistec) y después, al quedar embarazada... pues simplemente aborto. Total es mi cuerpo, dicen.

- Ya veo... se refiere a las mujeres exclusivamente.

- En el hecho concreto, sí; pero la responsabilidad abarca a mujeres y hombres.

Porque en caso de los hombres también los hay pro-aborto, pero la cosa es más dramática en lo que se refiere a las mujeres, ya que ellas son las que se embarazan y cargan solas todo el proceso, y además tienen una visión muy íntima del tema, o sea cercana y personal, mientras ellos la tienen más distante, a veces demasiado, como alejada o alargada.

- ¿Y usted?

- Ni alargada ni corta.

Este desagradable asunto es complicado, pero el verdadero dilema está por encima de la decisión individual. No olvidemos que el proceso reproductivo es algo que siempre se dio de manera instintiva y natural, el hecho de que las civilizaciones hayan adornado y/o amenizado el procedimiento previo con rituales como el matrimonio, no le quita su condición de acto instintivo y natural. Los cuerpos se atraen, se juntan y se reproducen. Eso es todo. En lo que se refiere a la violación como condición para abortar, sería justo que la mujer decida por sí misma si lo hace o no.
Por mucho tiempo, miles de años, una gran parte de las concepciones eran de esa forma, sin mayores solicitudes ni miramientos. Incluso, el hecho de que el hombre tuviera que someter por la fuerza a la mujer se puede ver como una herramienta más de la selección natural, ya que los más fuertes y decididos eran los que más posibilidades tenían, y tienen, de reproducirse y de esa manera procrear individuos fuertes y aptos para beneficio y mejoramiento de la especie en su conjunto.

Ahora hay mucho remilgo, muchos peros de orden económico, cultural, a la hora de enfrentar el suceso, y se llega al extremo de creer que podemos aceptar o rechazar el embarazo por cuestiones personales que a la humanidad, como especie, no le interesan en absoluto.
En realidad, la mayoría de mujeres quieren ser madres, pero necesitan de algo así como un empujón inicial para que se animen, en el buen sentido del término, por supuesto, y a veces literalmente también.

- ¿Es usted nazi?

- No tanto, lo que pasa es que todo se quiere clasificar aunque el pensamiento no encaje exactamente en la casilla en que se pretende colocar.

Posiblemente haya situaciones que consideradas individualmente justifiquen la decisión de abortar. Fuera de los casos de peligro de vida de la madre y/o malformación del feto, los demás argumentos o excusas que se dan para acabar con el embarazo no tienen la fuerza suficiente.

Es mi cuerpo, dicen algunas mujeres pretendiendo justificar el aborto. Lamento decirles que en este sentido preciso NO ES su cuerpo, es parte de la humanidad, les guste o no les guste, y pueden abortar si quieren, pero sin justificaciones pueriles. Lo hacen y ya, está mal pero lo enfrentan, lo aceptan y se acabó.

Eso sí, hay que apoyar con todo a las madres y no dejarlas solas con la enorme responsabilidad de mantener viva a la especie. La reproducción humana no se tiene que adaptar a exigencias socio económicas egoístas e individuales.

- ¿Y si hubieran abortado a todos los abortistas?

- ¡Aja! Con eso los mató.
 _

domingo, 4 de noviembre de 2018

Qué bonita familia


La sentencia


Como todo país que se respete, tenemos, entre tanta gente ordinaria y mediocre, una familia que se destaca, que sobresale del monótono nivel de lo corriente y se encumbra - aunque con ayuda de jueces y fiscales - por encima del populacho común, los mal llamados "de a pié" que pueden andar en bicicleta, moto  y hasta en auto o camión, pero que por su pedestre categoría no alcanzan el nivel aristocrático de la gente bien nacida (me da vergüenza lo que he escrito, pero eso es más o menos lo que piensa alguna gente... "decente").

- Los jueces y fiscales ¿los encumbran?

- Hasta hace poco era así, ahora más bien los "desencumbran" o los descubren.

Una familia de alcurnia exquisita, de modales sobrios y delicados, de fina estampa y grácil andar pero sobre todo eso, y eso es lo más importante, de admirable cultura.
¡Cómo son de finos, cultos y educados! ¡No se puede creer! Tenemos que estar agradecidos, aunque haya sido solo la casualidad la que nos deparó tan inmensa dicha. So podían haber ido a Chile, tal vez; aunque parece que allá no los dejaban entrar. Lo que se perdieron, por pretenciosos.

Se tiran flores entre hermanos, eso es amor fraternal. Se cuidan entre padres e hijos, eso es amor filial, o filio-materno-paternal, para ser más precisos y que no nos vayan a reclamar por una letra de menos. En realidad se cuidan entre todos, unos a otros y todos a uno...

- ¿Cómo es eso? ¿Tanto amor se tienen?

- No... se cuidan porque se pueden robar entre ellos también.

Sí, amable lector; sí, encantadora y bella lectora, a pesar de todo lo dicho, tienen un defecto... lo confieso: son ladrones. Estafadores y asesinos también, ya que estamos... son sinvergüenzas y además conchudos y cínicos, a la par que mitómanos y delirantes... El corrector de palabras me quiere rectificar: "toxicómanos" insiste, y yo digo ¿será que los conoce mejor que yo? Bueno, por si acaso, lo pongo, algún toxicómano habrá entre tantos miembros de la distinguida familia.

-¿Y son esos los únicos destacables?

- ¡No, que va! Tenemos muchos más, prófugos, solapados, arrinconados, blindados y/o/u agazapados y camuflados.

Pero si piensan que soy injusto, que hay favoritismo de mi parte hacia esa gente que todos saben quienes son y de quiénes estamos hablando, diré, a modo de descargo, que no es culpa mía que estén de moda, sobre todo desde hace un par de semanas, tiempo en que, a pesar de contar con preocupaciones surtidas y un completo zoológico del que ocuparnos, damos la preferencia a la mentada familia, tan mentada que no necesito mentarla más porque ya se pasa de mencionada y recontra-mentada. Otro sí digo, que no sé que tiene la misma (la familia), si serán las miradas hipocritonas, las carotas de plato tendido o los culitos escurridos, pero lo cierto y concreto es que parece que producen una especie de fascinación en un gran sector del sufrido populorum que no se puede dar el gusto de contar con una verdadera familia real, y entonces con cualquier adefesio ya se conforma.

-Usted también, no para de hablar de los re-mentados.

- Es verdad, en mí también producen un maléfico influjo cercano a la repugnancia, pero como son el tema de actualidad, lo enfrento con valentía y responsabilidad, aunque tapándome la nariz.



¡Que bonita familia!    



Pero qué familia tan original:
el papá, la hija y el otro animal
que es el perro fiel del hijo menor,
ese que no habla y así está mejor.

Los otros hermanos, tíos, entenados,
vecinos, amigos, todos entrenados
para hacerles barra allá donde van,
pero pobres ellos si al llegar no están.

El último mitin ya fue de novela,
no encontraron nadie que agite la tela,
solo un triste perro dormido en el suelo
era el que auguraba el temido duelo.

Los parientes sapos hace rato huyeron,
los que se quedaron porque no creyeron
que la oscura noche pronto llegaría
no entienden qué fue de la algarabía.

Resultó que el chino no era tan pendejo
y que no le basta al diablo ser viejo,
también es preciso ser inteligente
aunque muy cojuda parezca la gente.

Y la "china" sapa, fingida y malosa
no se imaginaba lo que se venía,
se le sentenció prisión preventiva
a ella y su grupo de gente mañosa.

Con fraternal celo el menor ataca
a través de troles y perfiles falsos,
quiere aprovechar que está en el cadalso
la cruel lideresa que antes lo hizo caca.

Tan incautos todos, que no se percatan
que el partido pende de una fina cuerda,
se  rompe y se van todos a la mierda,
mientras sus borregos y ratas escapan.

Se acaba la fiesta, creo en los milagros
aunque ya tardaba un tiempo muy largo
el bendito octubre los agarra tercios
y se les termina la trafa y el diezmo.

Que sigan cayendo, aunque despacito
la cara de culo los pone bonitos,
y este noble pueblo al menos se alegra
al ver el final de esta etapa negra.
~